Estudio Azores

Cuento historias con sonidos hace más de una década, trabajando para distintos proyectos artísticos y comerciales. La práctica de crear desde cero un universo sonoro único, capaz de ofrecer a quien ingresa a un lugar una experiencia conmovedora y trascendente es la base desde la cual abordo la tarea de llevar al sonido el espíritu de cada proyecto. 

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Como parte de obras que han girado por teatros de la Argentina y Sudamérica, el desafío ha sido adaptar en tiempos ágiles las puestas de sonido de cada proyecto a la arquitectura y equipamiento de cada lugar.

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Azores recibe su nombre en homenaje a un abuelo inmigrante cuya vida estuvo felizmente atravesada por el sonido. 

Manuel llegó a Argentina a sus 12 años desde las islas portuguesas de las Azores. Su familia trabajó en el campo y más tarde tuvieron, en la periferia de Córdoba, una pista de baile donde tocaban las orquestas típicas de la región. Crecí escuchando historias sobre esa pista y la vida social que la animaba. En su juventud estudió electrónica por correspondencia y se dedicó a armar equipos de sonido en su taller, que siempre olía a resina de soldar y hojas de té de burro secándose. Lo recuerdo en silencio y sonriendo, con una serenidad que transmitía la sensación de estar siempre disfrutando el presente.

Estudio Azores es así un homenaje al movimiento: el de los inmigrantes, el de los deseos, esos que se materializan en historias que llevan sonidos en su interior.